La mayor obra de capital privado de la náutica de recreo sobre un espacio público en España, un proyecto con una inversión próxima a los 60 millones de euros que se está llevando a cabo en el Club de Mar Mallorca.
Su director, José Luis Arrom, explica en esta entrevista los detalles de este proyecto, cuya ejecución empezó el pasado 20 de mayo.
Pregunta.– ¿Cuál es el mayor reto de la obra marítima que está en marcha?
Respuesta.– En esta primera fase se realiza la ampliación del muelle exterior, tanto en de la zona sur como en la norte, y se duplica su amplitud, además de crear un nuevo pantalán que se situará en perpendicular a este muelle exterior de 90 metros.
Se está trabajando con un formato constructivo, pionero en Baleares, que implica la instalación de columnas de grava, aproximadamente unas 2.900, que, una vez construidas, darán paso a la instalación de la escollera para la colocación de los bloques por gravedad.
El reto es mantener el entorno marino, evitando dragar el fondo para ejecutar dicha ampliación y de ahí que hayamos optado por este sistema mucho más respetuoso. Está previsto que todo finalice el próximo noviembre
P.–¿Se amplían el número de amarres?
R.–Todo lo contrario: lo reducimos. De 597 amarres pasaremos a 531, si bien, con la nueva planta de atraques, podremos albergar 21 embarcaciones de entre 50 y 170 metros, y hasta 24 metros de manga.
P.–¿Hay tanta demanda de este tipo de yates?
R.– Hay muy pocos puertos deportivo en el Mediterráneo donde puedan recalar embarcaciones de estas esloras. Actualmente se están utilizando los muelles comerciales en muchas partes de Europa. Contamos con un pantalán de 330 metros, pero sin suficiente calado. Con la ampliación aumentaremos a 400 metros y a un calado entre 5 y 8 metros.
El Club de Mar Mallorca cubrirá esta demanda de megayates ofreciendo unas instalaciones de primera categoría, tanto por su innovación tecnológica como por su gestión energética.
P.– La tramitación de un proyecto de estas características es siempre compleja. ¿Cuentan ya con todos los permisos?
R.– Puertos del Estado y la Autoridad Portuaria de Baleares concedieron en su día un permiso integral a todo el proyecto de renovación del Club de Mar Mallorca; sin embargo, se requiere de una licencia integrada que engloba obras y actividad de las edificaciones que otorga el Ayuntamiento de Palma, la cual se está tramitando. Esperamos disponer de ella a final del verano.
P.– Derriban los cuatro edificios existentes y construyen unos nuevos. ¿Qué ganarán con esta operación en tierra?
R.– Gana la ciudad de Palma. El proyecto lleva por título «El Club de Mar se abre a la ciudad». Se trata de una apertura y una integración en el espacio urbano. La instalación ofrecerá mayor confortabilidad, comodidad y conectividad. Los tres edificios –dos de ellos destinados a uso comercial y uno a oficinas– se comunicarán a través de pasarelas en sus distintas alturas.
El aparcamiento se ubicará en el cuarto bloque, en cuya cubierta se situará una sala de eventos. Se cambiará la orientación de todas las fachadas que a partir de ahora mirarán hacia el mar. La edificación se ha proyectado siguiendo criterios de sostenibilidad, eficiencia energética y ahorro de recursos naturales.
Por ejemplo, se buscará la ventilación cruzada y los materiales mejores y más adecuados para evitar consumos eléctricos innecesarios. También se reutilizará el agua para los jardines verticales.
P.– ¿Cuándo verá la luz la renovación del Club de Mar Mallorca?
R.– El plazo previsto es de 32 meses y con llave en mano. La concepción de este proyecto está muy meditada con todas las partidas calculadas, presupuestadas y cerradas. El director del proyecto cuenta con dos departamentos de ingenieros: el nuestro y el de la APB, que se suman al equipo de calidad, encargado de velar por la correcta certificación de los materiales y los procesos constructivos.
P.– ¿Es este proyecto el paso natural para una entidad de las características del Club de Mar?
R.– Sí. Piense que la estrategia empresarial de crear este club a principios de los 70 para atraer desde la costa azul francesa, lugar de referencia en aquellos momentos, a las embarcaciones de grandes esloras a Mallorca ya fue conceptualmente muy arriesgada.
Ahora estamos con un proyecto complicado y complejo de ejecutar, teniendo en cuenta que la actividad del club sigue en funcionamiento, pero acorde a nuestro espíritu original.
P.– ¿Qué supondrá esta obra para economía de Mallorca?
R.– Sin lugar a dudas tendrá un importante impacto socio-económico, ya que se estima que generará alrededor de 500 nuevos puestos de trabajo directos e indirectos y se traducirá en un valor de las instalaciones de 170 millones de euros al final del plazo concesional.
P.– ¿Será el Club de Mar Mallorca el mejor puerto deportivo de Europa?
R.– Claramente sí. No se ha hecho ningún proyecto similar desde el Yacht Club de Montecarlo y tampoco hay previsiones en un largo periodo de tiempo.
P.– El Club de Mar es ante todo un club náutico. ¿Qué supondrá esta nueva etapa para el deporte?
R.– Podremos acoger a más deportistas tanto en la disciplina de vela como la de piragüismo, y también doblar el número de inscripciones en las escuelas de verano, que incrementará de 60 alumnos a la semana a 120. Todo esto será posible gracias a las nuevas instalaciones: dos amplias aulas de formación preparadas para 100 alumnos cada una, además de un recinto para el comedor y otras actividades lúdicas.
Ahora mismo hemos trasladado a nuestros equipos a un local remodelado de Can Barbarà y esperamos volver a coger rápidamente el ritmo de trabajo anterior al estado de alarma.
P.– Este año no se celebrará la regata de clásicos por culpa de la pandemia. ¿Se recuperará el año que viene? ¿Acogerá el Club de Mar de Mallorca otras regatas de este nivel en el futuro?
R.– Por supuesto que el año que viene organizaremos la Regata Illes Balears Clàssics. Nos encantan los clásicos y, dada nuestra especialización, es un deseo de futuro poder acoger una competición de Big Boats (grandes barcos clásicos). Palma sería el marco perfecto para un evento de estas características.
P.– Este año también han decidido cambiar la imagen corporativa del club por una más moderna. ¿Con qué objetivo?
R.– Creímos que, aprovechando el proyecto de renovación, había llegado el momento de modernizar la imagen del Club de Mar Mallorca respetando la idiosincrasia de nuestra entidad, que cuenta con 50 años de prestigio, discreción, elegancia y tradición.